diciembre 06, 2012

Película del día...

Blancanieves - Pablo Berger , 2012

Hablar acerca de "Blancanieves" como de una película hija del éxito planetario de "The Artist" y de sus cinco premios Oscar, era algo inevitable y al mismo tiempo deontológicamente equivocado. Sí, porque aunque la película de Pablo Berger ("Torremolinos 73") se presenta como una obra-homenaje al cine mudo y con una estética a primer impacto muy similar a la película de Michel Hazanavicius, desde los primeros planos se separa completamente traicionando la morfología lingüística del período anterior a 1928 para utilizar los ángulos de cámara y montajes típicos del cine contemporáneo. Empiezo primero por decir que "Blancanieves" no es una película muda, puesto que la música diegética y extradiegética, los rumores (a menudo claramente grabados en directo) y la banda sonora juegan un papel importante en el rendimiento de la narrativa.

"Blancanieves" en todo caso, es una película en donde no se habla que decide de llevar adelante la propia historia asignando a los rostros y a los movimientos de cámara (algunos incluso realizados con el steadicam) el papel de relator. Elección de ninguna manera dictada por el deseo de cabalgar la ola de la película ganadora del Oscar el año pasado (y también porque, como ha declarado el director, la idea de realizar una pelicula "muda" y en blanco y negro es precedente a aquella francesa), sino por las ganas de contar una historia famosísima y tal véz un poco abusada, sobre todo en este año ("Mirror Mirror" de Tarsem Singh y "Snow White & The Huntsman" de Rupert Sanders, ambas de 2012), de una manera diferente y con el deseo de traicionarla en varias partes con el fin de respetar el alma dark de los hermanos Grimm. Berger lo consigue perfectamente, madurando una revisión oscura y dolorosa en donde no hay lugar para el final feliz. Hay tanta España en este largometraje con sus tradiciones y sus contradicciones. El bien y el mal que se persiguen hasta perderse el uno en el otro.

Nos encontramos en los años 20 en Andalucía (y por si no fuera suficiente las sensaciones para recordalo, la ubicación confirma explícitamente un guiño a Buñuel del mismo período, por otra parte "Un Chien Andalou" es de 1929), durante una corrida de toros el famoso y rico torero Antonio Villalta (Daniel Giménez Cacho) es herido gravemente, provocando el parto anticipado de su esposa, turbada por la fuerte emoción, que poco después morirá dejando al hombre sólo con su primogénita. Destruido por el dolor y débil en el físico y en el espíritu, el torero se deja engatusar por una hermosa enfermera (Maribel Verdú, grandiosa) que lo "cura", y que pronto se convirtirá en su esposa, mientras la niña, desatendida por el padre, se queda al entero cuidado de la amorosa abuela materna (Ángela Molina). A la muerte de esta última, Carmen, el nombre de la niña (interpretada por Sofía Oria en su infancia y Macarena García en su adoloscencia) se va a vivir con su padre, que se descubre viejo y débil, completamente subyugado por el carácter posesivo y manipulador de su segunda esposa, siempre bella y exhibicionista, y como tal perpetuamente en busca de fama y éxito. Continuamente sometida al acoso de su madrastra, Carmen será capaz de evitar un intento de suicidio encargado por la malvada madrastra y escapará escondiéndose en una compañía de enanos toreros en tournée por el pueblo. Desde aquél momento, la historia se relaciona de una manera casi fiel a la historia original. Pero es precisamente este largo incipit la genialidad de la película, muy bien dirigida, fotografiada con un blanco y negro lleno de claroscuros que acentúa la interpretación pesimista, gótica y crepuscular de la historia, mucho más dramática de la original de los hermanos Grimm o de cualquier otra transposición. La madrastra en esta película es horrible, astuta y despiadada como nunca antes, claustrofóbica y angustiante como un personaje de David Lynch. Es ya un cult la escena del pollo y de la cena (por cierto, entre esta película y "Killer Joe", se podría realmente pensar que es el año de las escenas de culto con pollos).

Decisión audaz de coger un ícono de las novelas para niños, "Blancanieves", y parafrasearla de una manera ibérica retro, un poco oscura y un poco mística, donde se respira los aromas de Luis Buñuel y de la "Balada Triste de Trompeta" de Álex de la Iglesia. Es evidente la referencia a la estética de los maestros del cine alemán (Murnau, Wiene) y también a autores como Federico Fellini, Carl Theodor Dreyer, David Wark GriffithAbel Gance y Jean Vigo. Sin embargo, no se trata de imitación considerando que las tomas y la dirección de los actores apuntan claramente a evidenciar la expresividad moderna de los intérpretes. No hay vencedores en esta película trágica y decadente, sólo el colapso de la mundanidad humana, en donde la corrida de toros se convierte en una metáfora macabra. Cornear capotes rojos, masacrar toros furiosos, parecen ser los ingredientes básicos de todos los personajes de la película. Con la excepción de Carmen / Blancanieves, que mantiene su pureza, pero que en este caso no es el personaje de un cuento de hadas, es más bien una marginada sufrida deseada por todos, una especie de Marilyn Monroe versión andaluza años 20, deseada pero perseguida . A lo largo de la película aquello que destaca mayormente es el talento de Pablo Berger en poner en escena 90 minutos de puro entretenimiento, capaces de secuestrarte y mantenerte en suspenso, sin sentir el peso del mudo, al contrario sacando provecho del mismo.

Hablar de cabalgar la ola un éxito y de la época del mudo vista desde el punto de vista español vs el punto de vista francés significa partir prevenido y no analizar la película. "The Artist" es una película que a través de la historia de un acontecimiento que revolucionó el cine, habla de actualidad, de crisis y de cambios radicales. La película de Berger en cambio desea permancer un cuento de hadas. Inteligente, oscuro pero siempre un cuento de hadas. Deseando ser quisquilloso, puedo decir que, ha sido España a través de su director más representativo a rendir homenaje (aunque sea sólo por pocos minutos) antes que los démas a la estética del cine mudo. ¿Os dice algo Pedro Almodóvar y la escena de la "violación" de Benigno en "Hable Con Ella"? En la eventualidad "Blancanieves" es un largo homenaje a aquél ejemplo sublime de arte cinematográfico ... y no es poca cosa. En opinión, esta película ha demostrado una técnica más refinada respecto a la bella película de Hazanavicius, se ha confirmado de mayor impacto, tanto en la realización y en el éxito, así como en el aspecto visual de la elaboración y del uso agradable del mudo en refuerzo de la historia. Lo que distingue significativamente Berger es su extraordinaria habilidad iconográfica : el encuadre de su cámara sigue siempre características coherentes a lo largo de la película, pero a su manera únicas y fascinantes, geométricamente perfectas, capaces de rimas visuales, contraste evidentes y un uso casi pictórico del cine.

Existe un placer sin tiempo en ver una película muda, una especie de alegría primitiva que surge de la utilización de sólo las imágenes sin necesidad de palabras para explicar el significado de la historia. Una dimensión, que tiene un valor mayor en comparación con un cuento de hadas, donde el elemento grotesco amplifica cada paso. Reconstrucción (por consiguiente, reinterpretación), y no simplemente una copia de cine mudo, la película se mueve sinuosa y logra capturar al espectador transportandole en una dimensión alternativa, encantada. "Blancanieves" tiene sus puntos fuertes en la interpretación de dos iconos del cine español como Maribel VerdúÁngela Molina que demuestran saber dosificar la actuación hípergestual requerida por el papel consiguiendo puntualmente detenerse con prontitud en el umbral del overacting y de la farsa. Reproducir los mecanismos interpretativos del cine mudo no significa olvidarse que la película va dirigida a un público acostumbrado al sonido. En este sentido, la música tiene una fuerte valencia diegética convertiendose en instrumento valioso capaz de cadenciar el ritmo del montaje, como en las dos escenas a compás de flamenco de la muerte de Doña Concha o de la memoria recuperada de Carmen. Toda la película es ante todo un homenaje al cine como historia: no tan sólo se limita a recuperar los orígenes del cine con el blanco y negro y el mudo, lo llama explícitamente, lo nombra en escena : con el zoótropo, por ejemplo, que incluso es pre-cine. Con el ojo del toro, nominado continuamente y enfocado en primer plano, que recuerda la linterma mágica de género Bull's Eye (ojo de toro).

"Blancanieves" es una película que trasuda maldad y muerte gracias a la presencia fascinante de los ritos relacionados con las corridas de toros y con las crueldades vergonzosamente perpetradas (aún) a los mismos, pero que también sabe encantar con los ambientes bucólicos e irreales de un paisaje que siempre sorprende por el poder sugestivo que cautiva al espectador. Como ya mencionado anteriormente, las referencias al maestro Buñuel son numerosas y explícitas, desde Andalucía de la misma década de sus más famosas películas surrealista hasta el espíritu decadente y grotesco. También se entrevén sombras chinas y ferias itinerantes, otros lugares típicos del pre-cine. Los enanos, lejos de recordarnos Gruñón y compañía, son muy similares a los "Freaks" de Tod Browning (1932). Se pueden encontrar otras alusiones más, pero esto da una idea de la elaboración de exquisita cultura que el director español ha realizado sobre su eficaz amalgama barroca. Berger crea una obra del encanto irresistible, danzando con el espectador en una baile sinuoso que plasma realismo y fábula con sorprendente madurez, sin manifestar ninguna caída de ritmo, hasta tocar el ápice en un plano final que huele a poesía.

Valoración : 9 / 10


En dos palabras : Las premisas no eran las mejores: otra versión del legendario cuento de hadas, otra película muda que sigue la estela de "The Artist". En cambio "Blancanieves" no sólo no es una fotocopia, no sólo evita las trampas del formalismo y de la afectación, al contrario (sobre todo en la segunda parte) se convierte en un óptimo ejemplo de cine ibérico-fantástico, con incursiones en el maravilloso cine de Buñuel, Fellini, Murnau, Browning...Una película visualmente espectacular, electrizante y tensa, que te captura mucho más que algunas (tantas) películas habladas y te entra en el corazón con su fuerza explosiva. Magnífica!

noviembre 24, 2012

Película del día...

Populaire - Régis Roinsard , 2012

Nos encontramos en los años cincuenta. Los años de Billy Wilder y Audrey Hepburn, y son precisamente estos dos mitos inalcanzables a los que Régis Roinsard se inspira para realizar su ópera prima. 15 millones de euros de presupuesto, un guión sublime, un elenco increíble, una protagonista maravillosa, una reconstrucción magistral de la época, colores pasteles, tantas risas y vestuarios impecables, para una comedia romántica que se podría definir perfecta, inexpugnable y probablemente astuta, y sin embargo sinceramente deliciosa. Incluso si vamos de quisquillosos, todo funciona a la perfección en la curiosa y fascinante trama amorosa construida por Roinsard, para una industria cinematográfica, aquella francesa, que realmente empieza a dar miedo.

Francia, 1958. La "modernidad" está a las puertas. Las mujeres de todo el mundo están pidiendo a gritos la emancipación, soñando con una carrera en el mundo del trabajo. ¿El puesto al que más aspiran? El de secretaria. Todas, exactamente todas, quieren hacer la secretaria. ¿La regla número uno para acaparar el puesto? Fácil. Escribir a máquina, posiblemente lo más rápido posible. Rose Pamphyle tiene 21 años. Vive con su padre malhumorado, no tiene madre y es considerada por todos los habitantes del pueblo en el que vive, en Normandía, una joven "extraña", diferente. Rose está comprometida con el hijo del propietario de un taller de autos local, al que todas las otras chicas del pueblo desearían. Pero no ella, que sueña un futuro diferente a la vida monótona de ama de casa que parece destinada. La partida a Lisieux, ciudad un poco más grande respecto a la suya y que ante sus propios ojos parece Hollywood, es así debida. Aquí, la dulce y tímida Rose consigue un trabajo como secretaria de Luis Echard, carismático titular de una agencia de seguros. La entrevista en realidad es un fiaco, pero la cándida Rose es una centella con la máquina de escribir, tanto así de convencer al deportivo Louis de soñar en grande. ¿Por qué no aspirar a los campeonatos nacionales de mecanografía, que durante años ha paralizado todo el país? Él será su maestro, y ella tendrá que hacer todo lo posible para ganar...

Una historia extraordinaria, por como es simple, convincente y original, que gira en torno a la más clásica de las aparentemente imposibles historias de amor, capaces de volar alto gracias a una confección cinematográfica perfectamente equilibrada desde todos los puntos de vista. Una dirección de altísima calidad, que regalas travellings entre teclas y primeros planos dignos de una película de autor, los diálogos, los actores. Todo funciona en "Populaire". La hazaña del debutante Roinsard, de la mano firme y de la pluma envidiable (es suyo también el guión), es un vórtice que no se detiene, que divierte, encanta, reconduce al pasado y al mismo tiempo expresa una modernidad sorprendente y hará hablar de sí mismas en los próximos meses, por que su debut pulverizará kilómetros, tanto en casa como en el extranjero. Grandísima intuición de Harvey Weinstein, obviamente, ya la ha hecho suya para el mercado americano, tanto de poder suponer un éxito estudiado y sinceramente merecido para 2013.

Amable, divertida, conmovedora, medida, históricamente detallada, llena de citas relacionadas con el séptimo arte (me pasan por la mente Hitchcock y Godard), y técnicamente asombrosa, "Populaire" rinde homenaje explícitamente a las viejas comedias americanas de los años 50. Aquellas aún hoy en día envidiadas y admiradas por medio mundo. Aquellas inteligente, pacatas y sazonada con diálogos fulminantes. Las comedias dirigidas con mano firme por Billy Wilder e interpretada con gracia por una Audrey Hepburn aquí claramente "citada" por la sublime protagonista, es decir Déborah François, vista y admirada en "L'Enfant" de los Dardenne. ¿Ha nacido una nueva Audrey Tautou? será prematuro decirlo, pero probablemente sí, porque su Rose Pamphyle se convertirá en la nueva y nunca olvidada Amélie Poulain. Por la fuerza y la originalidad del personaje, por luminosidad, brillo, impetuosidad y expresividad, en cuanto mujer, en una época, entre los años cincuenta y sesenta, del cambio sexual desde el punto de vista político y social. Elogios también a la co-estrella Romain Duris, que da vida a un personaje, Louis, mucho más complejo de lo que parece al principio de la película.

El tejido estético y narrativo de "Populaire" actua con una gran seguridad sobre dos fuerzas de inaudita potencia: la primera es la transfiguración de años remotos en un mundo cristalizado por el encanto evergreen, como si fuese un universo fantasy inmediatamente identificable y no un pasado real. La segunda es el irresistible aroma tradicional de la elegancia francesa de exportación, sobre todo en lo que respecta a los sentimientos, tanto así que alguien en un momento de la película pronuncia estas palabras : "Los negocios dejémoslo a los americanos, los franceses que se ocupen del amor". Con su primer largometraje, proveniente de la publicidad y de los videoclips, el director Régis Roinsard tiene las ideas claras: el autor regula la historia, los diálogos, la fotografía, las actuaciones y los enfoques para emular una película rosa de aquellos maravillosos años. En hollywood intentaron el mismo camino casi diez años atrás con "Down With Love", protagonizada por Renee Zellweger y Ewan McGregor, pero el resultado mejor de "Populaire" se encuentra en el no dejar que la emulación audiovisual coja ventaja sobre la verdad y la poesía de sus personajes.

Sopesando con astucia los distintos ingredientes, Régis Roinsard ha ido a repescar los olvidados campeonatos mundiales de mecanografía, haciendolos malditamente emocionantes, como si nos encontrásemos en un ring con Rocky e Ivan Drago. Sin embargo aquí nadie usa guantes, aquí usan sólo y únicamente vestidos elegantes y uñas esmaltadas, que danzan con gracia y velocidad sobre viejas teclas de una máquina de escribir, que tiene el mérito de ritmar los tiempos de una película envidiable. Transformando en ciento once minutos dos casi perfectos desconocidos, como el director y su protagonista, en dos pequeños fenómenos cinematográficos a un paso de la popularidad internacional. Nunca como en esta ocasión ampliamente merecida.

Valoración : 8 / 10



En dos palabras : Un poco como había ocurrido con "The Artist", el cine francés vuelve a coger inspiración del americano con "Populaire", ópera prima de Régis Roinsard. En este caso, sin embargo, la mirada cinéphile está dirigida a las comedias románticas de los años cincuenta, en donde escaramuzas de amor se encienden sobre la chispa de la emancipación femenina, cultural antes que política. "Populaire" no hará ningún esfuerzo en continuar a caminar a lo largo de los senderos dorados del cine francés.

noviembre 15, 2012

Película del día...

Rise Of The Guardians - Peter Ramsey , 2012

Aquello que hasta hace unos años parecía impensable, por no decir blasfemo, se ha convertido en una realidad en este 2012. Por qué la Dreamworks Animation ha cancelado sensacionalmente la brecha cualitativa de la rival Pixar, abatida casi siempre desde el punto de vista de la recaudación, pero nunca del favor de la crítica. Hasta el día de hoy. Todo ha cambiando con "How to Train Your Dragon", una verdadera joya que de alguna manera ha marcado el camino de la "nueva" Dreamworks, con "Rise Of The Guardians" se hace realidad. Por que la ópera prima de Ramsey, que nace de la serie de novelas para niños "The Guardians of Childhood" de William Joyce, es una película que brilla desde el punto de vista de la animación. El trabajo realizado por Ramsey y su equipo es increíble y me ha dejado profundamente sorprendido.

Han pasado 10 años desde el triunfo de "Shrek". Era el 2002, y la Academy premió con el primer histórico Oscar a la mejor película de animación al revolucionario cartoon Dreamworks, derrotando la espléndida "Monsters, Inc". de casa Pixar. En esta década, no han llegado más satisfacciones en cuanto a estatuillas para el estudio fundado por Steven Spielberg, Jeffrey Katzenberg y David Geffen. Incluso dos años atrás, con la ya mencionada "How To Train Your Dragon", no hubo nada que hacer, debido a la inalcanzable "Toy Story 3". Y es precisamente aquel 2011 que ha revolucionado la animación hollywoodiana a gran escala. Porque si Lassater & Co. se han claramente sentados en sus laureles, en casa Katzenberg se han dado cuenta de que era posible combinar grandes recaudaciones y excelente calidad. "Rise Of The Guardians", es un buen ejemplo.

Gracias a una historia que es un triunfo de originalidad, Peter Ramsey ha sido capaz de dar vida a la perfecta película de Navidad. Por que impregnada de magia y fantasía, con giros constantes y un elenco de personajes que cualquier niño al menos una vez en su vida, ha amado, creyendo en su existencia. Jack Frost, Sandman, Papá Noel, El Conejo de Pascua y El Hada de los Dientes, se ven obligados a luchar juntos contra una oscura y terrible criatura : Boogeyman. Después de años de existencia silenciosa, el hombre de negro ha vuelto, para envenenar los sueños de los niños del planeta, aniquilando automáticamente los cinco personajes arriba mencionados. Guardianes elegidos por la Luna, poderosos "en vida" sólo y únicamente si se "cree" en ellos. Para vencer al mal, obviamente, no hay que tener miedo, uniendo las cinco fuerzas ...

Cinco protagonistas de la caracterización precisa (un conejo 'ninja' , un Papá Noel armado y tatuado, un hombre de los sueños cómico y silencioso, un hada dulce y sinuosa, un Jack Frost audaz y solitario), con virtudes y excesos; un villano que hace un guiño a Lord Voldemort; un joven héroe del pasado desconocido y del presente incierto, en busca de sí mismo y del porque forma parte de este mundo; una serie de pequeños y deliciosos co-protagonistas simplemente adorables (desde los elfos a los Yetis, pasando las haditas de los dientes y los huevitos de Pascua); y un cruce de universos fantasy que estallan de originalidad en la cara del incrédulo espectador, gracias también a una tercera dimensión finalmente sensata y encantadora. Existe en realidad de todo en la nueva película Dreamworks, deliberadamente menos "inteligente" que las anteriores, con el fin de omitir citas de películas, canciones radiofónicas y gag del corte descaradamente adulto. El toque productivo de Del Toro, afortunadamente, está, se ve y se siente (aunque sí merecía algo más de espacio).

De criaturas fantásticas vemos a montones. El oscuro y aterrador mundo de Boogeyman nace de "sus" mundos, debido a gigantes caballos negros que surcan el cielo sembrando miedo, así como conquistan las otras caras de la moneda, es decir la morada de Papá Noel y los "reinos" colorados del Hada de los Dientes y del Conejo de Pascua. Con los sueños dorados de Sandman, sin embargo, se hacen maravillas, gracias a un 3D que hace aún más mágica toda la estructura escénica construida por Ramsey. Fantasia y sentimientos. Los ingredientes que han hecho única la Pixar, aquí son tomados en préstamos y exaltados por la Dreamworks que no te esperas. Los movimientos de la cámara son simplemente impresionantes, por como son complejos y articulados, así como el guión apasionante, escrito por el ganador del premio Pulitzer David Lindasay-Abaire, y el nivel animado, cada vez más cerca del borde de la perfección estilística. "Rise Of The Guardians" encanta de forma especial por la fuerza de los sentimientos que emana, obligando a los más pequeños a identificarse fácilmente en ella y a quien lo ha sido tanto tiempo atrás a redescubrir el niño que vive en el fondo del corazón de cada adulto. Un verdadero placer perderse en esta historia divertida, conmovedora, edificante y del sabor universal.

Valoración : 8 / 10

 

En dos palabras : Adolescencial en el ADN y con un coraje desprovisto de aquellas referencias pop que han siempre marcado (y contribuido a enriquecer) las películas de animación de la Dreamworks, "Rises Of The Guardians" deslumbra e hipnotiza gracias a una historia que trasuda epicidad, y a una dirección que es un jolgorio de fantasía, acción y originalidad. Señoras y señores, el Oscar a la mejor película de animación de 2012, parece que ya tiene dueño.

noviembre 04, 2012

Película del día...

Amour (Love) - Michael Haneke , 2012

"[...]por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
por los minutos que preceden al sueño,
por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
por los íntimos dones que no enumero,
por la música, misteriosa forma del tiempo."

Jorge Luis Borges - Otro Poema de los Dones

"Amour" es un sentimiento fugaz, delicado, casi imperceptible, y quizás no para todos, y sin embargo inmediatamente evidente. Una densa sensación que sobrevive a la visión de la película de Michael Haneke, quien tres años después de la Palme d'Or por "Das Weiße Band" , nuevamente vuelve a ver la Promenade de la Croisette inclinarse ante su último trabajo. De esta manera la manifestación cinematográfica mas importante del mundo, llegada a su edición número 65, corona al director austriaco en el círculo áureo de aquellos pocos en salir vencedores en dos ocasiones: antes de él sólo Alf Sjöberg, Francis Ford Coppola, Bille August, Emir Kusturica, Shōhei Imamura y los hermanos Dardenne.

"Amour" es un escalofrío que atraviesa un cuerpo sumergido en la realidad cotidiana, repetitiva, difícil, dolorosa cuando las circunstancias de la vida empujan al hombre a experimentar el dolor y el sufrimiento, cuando el hombre se convierte en espectador del más atroz de los espectáculos terrenos : no sólo la muerte, sino la muerte de un ser querido. El amor de Haneke es un amor que se extiende hasta las consecuencias extremas, no es el idilio de una pareja, no es la celebración y el triunfo de lo romántico. Es algo primordial e indefinible, algo tan primitivo de sobrevivir en el fondo del alma humana, incluso cuando la sociedad viste la bestia que somos con la indumentaria de la cultura. Es algo que se transforma, en parte, en la rutina y en el gesto cariñoso que se convierte en costumbre, pero que reeemerge como fuerza e ímpulso, sufrimiento, desesperación, rabia y maldad, el cuidado y ternura en un abanico de emociones tan variadas como las plumas de un pavo real. Emociones a menudo silenciosas y sofocadas que emergen del abismo de una mirada.

Separados por dos colores kieslowskianos, Emmanuelle Riva ("Trois Couleurs: Bleu ", 1993) y Jean-Luis Trintignat ("Trois Couleurs: Rouge", 1994) se encuentran en la película de Haneke en una colosal interpretación, son marido y mujer, Anne y Georges ancianos maestros de música en pensión cuya vida da un vuelco total por culpa de una enfermedad agresiva e inesperada que afecta a Anne inmovilizándole parte del cuerpo. Ella obligada a un vivir que la priva cada vez más de la dignidad. Él ocupado en el cuidado de ella en un camino arduo y lacerante. El recorrido es duro y agotador (y me recuerda la lucha de Valérie Donzelli en la bellísima "La Guerre est Déclarée"). La muerte y el morir que por lo general podemos experimentar son el morir y la muerte de los demás, de aquellos que nos rodean y si la muerte, por absurda e imperativa, puede ser entendida como una condición de la vida humana (por otra parte de la misma cátedra de Cannes había sido capaz de hablar Terrence Malick con "The Tree of Life"), el proceso de morir, sin embargo, no sólo expresa la fragilidad humana sino que pone en cuestión la dignidad. La experiencia de la muerte de un ser querido es entonces una pregunta que interroga al hombre directamente sobre aquello que hace vida una vida. Que lo llama a comprender incluso el amor en nuevas formas, es gestos insólitos...

El arte cinematográfica de Haneke en su máxima expresión es una visión asombrosa; cruda y cruel, incluso violenta, como desde tanto tiempo el director austriaco nos tiene acostumbrados, pero sin recurrir a juegos perversos ("Funny Games"), manteniendo cierta la insensatez que acompaña la existencia, sin caer en el abismo de los instintos animales ("La Pianiste") aunque si mostrando la desnudez salvaje del hombre. La crueldad del amor hanekeiano es aquella de la vida misma, pero filtrada por el profundo y sincero humanismo del director, que ya en "Das Weiße Band" dejaba filtrar en su película un sentimiento ligero e impalpable, una esperanza que (con el florecimiento del amor entre el Maestro y Eva) desgarraba un mundo de insidias ocultas, una sociedad que se derrumbaba sobre sí misma. De esta manera, sin menospreciar el uso de técnicas y temáticas típicas del cine de terror, Haneke forja "Amour" como una película delicada y evasiva, no un himno al sentimentalismo, sino una rara búsqueda de los terrenos más extremos en donde el hombre pueda ser estimulado. El destino cínico y despiadado obliga, de hecho,  a la pareja a ir cada vez más lejos, en un vórtice de mejorías y recaídas por la enfermedad entre la desesperación que desearía finalizar forzadamente la agonía de vivir y la dulzura de los momentos en donde los recuerdos del pasado se infiltra en el presente a través de una vieja foto, con las notas de un fragmento musical. Pero el camino de la vida se dirige en una única dirección y el irrevocable destino exige ser afrontado.

Anne comienza el calvario en una silla de ruedas, continúa con un brazo atrofiado, después con medio cuerpo paralizado, y así sucesivamente, cada vez peor. Georges está siempre junta a ella, la ve sufrir, tratando de hacer que se sienta mejor. "Amour" nos habla de la imposibilidad de tener el control del propio cuerpo, y por consiguiente de la propia vida, pero sobre todo nos habla de quien esta pérdida de control la observa y la vive "en directo", día tras día. Georges ve desmejorar Anne cada momento que pasa ante sus ojos, y es un sensación que mata el alma, torturandola. Desde el principio, cuando Anne aún es capaz de hablar y de dar sentido a sus discursos, observamos que la pareja no quiere hablar con extraños de la enfermedad, como si cada vez que el discurso se manifiesta tenga el efecto de una puñalada (doble) al corazón. Basta ver la escena en donde hablan con uno de sus alumnos, convertido en un famoso músico, que viene a visitarlos en casa al pasar por París. Cuando ve las condiciones de Anne, con un poco de vergüenza el hombre pide una explicación, pero sólo recibe un simple "cambiemos de tema".

Anne y George saben que esa situación no va a mejorar, de hecho, conduce directamente a un destino demasiado obvio, y que da un miedo terrible : la muerte. Pero tal vez, para Anne, el mayor temor es sólo vivir en un estado que no la permita de tener dominio de sus medios, y que sobre todo no le da dignidad. Georges lo entiende, pero no puede prescindir de ella, y está dispuesto a hacer cualquier cosa para tenerla junto a él, incluso a auto-excluirse del mundo. No es casualidad que la película se desarrolla en un espacio cerrado, en el interior de la casa de los protagonistas, y París no se ve nunca : sólo de vez en cuando, rápidamente, detrás de las cortinas blancas de las ventanas... Dudas, temores, sueños, momentos de soledad abordan a George en el crescendo de dolor experimentado en el asistir Anne hasta el epílogo de su amor. Anne transforma Georges en su natural prolongación, casi como si fuera una prótesis, y se abandona a sus cuidados aceptandolos pero a veces rechazandolos bruscamente. Georges adosa sobre sí mismo toda la responsabilidad oponiendose firmemente a la hospitalización de Anne, por voluntad de su amada, llegando al punto de impedir a la propia hija de verla.

Visionando "Amour" también se tiene la impresión de penetrar sin problemas en lo privado y en la intimidad de la cotidianidad de una pareja unida por un vínculo indisoluble, interpretada de manera sublime por dos actores que se han formado con la Nouvelle Vague : Emmanuelle Riva trabaja desde el punto de vista físico, para describir los síntomas de la enfermedad cada vez más evidente, pero es con su mirada que comunica la desolación de su personaje en presencia de la pérdida de la dignidad de su condición, la actriz francesa se propone heroicamente y estoicamente a la cámara, la suya es casi un Vía Crucis, su enorme talento representa algo que va más allá de la actuación, es vida. Jean-Louis Trintignant trabaja en cambio por sustracción, para mostrarnos esa chispa que poco a poco desaparece de los ojos de su Georges, mientras es vencido por el dolor y por la inadecuación, por la duda y por el miedo, los gestos y las expresiones de su rostro marcados por el peso de la responsabilidad, su vagar cansado y desanimado por casa, una casa un tiempo elegante y acogedora, y que ahora parece tan grande y vacía. Es exactamente aquella casa a ser ahora la envoltura que los mantiene a ambos encerrados en su sufrimiento.

Impresiona, conmueve, "rechaza", a veces da miedo (atención a la escena nocturna y argentiana en los pasillos del edificio). No se malvende en absoluto Haneke, de hecho, si es la "coherencia" aquello que los fans del director desean que continúe a tener. Pero su último trabajo es sobre todo una historia de amor y devoción, y toca las cuerdas del corazón ( y como es habitual en el cine del director austriaco), del estómago y sobre todo del cerebro. "Aún tengo muchas historias que contarte", dice Georges a Anne durante aquel desayuno que marcará poco después el comienzo del calvario : una frase que reune dos vidas completas y no es pronunciada narrativamente por casualidad... El realismo crudo de Haneke se revela una vez más un realismo interrumpido, que está interesado en átomos y fragmentos de la existencia que dejan entrever solamente en contraluz un universo escondido e invisible, sutiles declinaciones del alma que vagan en la música, ordenada articulación del tiempo en donde se desplega un sentimiento que trasciende el orden, en la música donde se fragmenta el tiempo del sentimiento humano que divaga en la memoria. O en la fantasía, o en la pesadilla. Los acontecimientos, los gestos, las miradas se transfiguran en notas musicales grabadas en una partitura mientras que la sensación de lo tocado se esconde entre los silencios no escritos.
"Amour" es lo que queda de una película cuando el objeto cinematográfico que lo representa desaparece, y aquel leve sentimiento que la imagen ha evocado. Aquel silencio que puede decir auténticamente algo : amour.

Valoración : 8.5 / 10

 

En dos palabras :"Realismo" es el ingrediente principal del cual el maestro austriaco se ha servido para concebir su último esfuerzo. Michael Haneke nos lleva de la mano en una experiencia de vida real, una de aquellas familiares entre las más angustiosa que existen, y lo hace mostrándonosla de una manera sencilla y sin ningún tipo de matizado melodramático, demostrando cómo un director a menudo acusado ​​de una frialdad absoluta puede continuar a realizar su cine álgido y quirúrgico, regalando al espectador una obra a su manera desgarradora y conmovedora.

octubre 23, 2012

Película de día...

Killing Them Softly -  Andrew Dominik , 2012


"Oh yes, we're all the same. We're all equal. ... I'm living in America, and in America, you're on your own. America's not a country, it's a business. So fucking pay me."
                                            Jackie Cogan (Brad Pitt).

Basada en el best seller de George V. Higgins "Cogan's Trade", "Killing Them Softly" cuenta las acciones profesionales de Jackie Cogan (Brad Pitt), asesino a sueldo al servicio de una crimalidad en plena crisis, tras el golpe insensato en una partida de poker llevado a cabo por unos improbables y poco inteligentes criminales : Frankie (Scott McNairy) y Russell (Ben Mendelsohn) contra el boss de New Orleans. Cogan es contratado por el misterioso "representante"(Richard Jenkins), enlace entre los peces gordos y el sicario, embajador de una mala vida ahora también corporativizada, para encontrar a los dos matones enviados por el rival Johnny Amato (Vincent Curatola).

Rompiendo el estereotipo del asesino duro y solitario, Brad Pitt plasma Cogan hacia una empatía casual y cobarde, haciendolo "tarantinianamente" defectuoso. No es el típico gángster, es un hombre que hace su trabajo con rapidez y seguridad, se ensucia la manos sólo cuando es necesario (y si lo tiene que hacer "mata suavemente", es decir de lejos, sin permitir a la víctima de llorar y suplicar), a veces incluso prefiere subcontratar el trabajo a otro asesino en dificultades económicas. Rebana monólogos y actitudes al azar, encarnando el espíritu de esta "especie de" comedia cruda y pesimista, marcada por referencias irónicas a la política y a la actualidad. Sí, porque la crisis también obliga a los asesinos aceptar de trabajar con una tarifa reducida, si son capaces de hacerlo después de convertirse en alcohólicos y puteros como Mickey (James Gandolfini), otro síntoma del fin de una época.


Hará discutir "Killing Them Softly", la tercera ópera del director Andrew Dominik y la segunda colaboración con Brad Pitt en el doble papel de actor y productor después de la fascinante "The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford". Hará discutir por qué habrán personas que seguramente la juzgarán de primer impacto como un gangster movie convencional y nada más. En mi opinión, sin embargo, nos encontramos frente a una obra mucho más compleja de loque podría parecer a una primera mirada rápida y superficial, porque Dominik confecciona sí una película que sin duda alguna tiene una fuerte deuda hacia el gangster movie americano, ya sea clásico que (post)tarantiniano, pero también es una reflexión ingeniosa y original de la sociedad estadounidense hoy en día, aquella de la recesión global, del colapso de los bancos, La América de Barack Obama. Y no es, ciertamente, una coincidencia que desde las primeras escenas el futuro presidente de los EE.UU. (al igual que su rival John McCain o el saliente George W. Bush) se encuentre a menudo presente en el fondo, a través de la televisión o la radio, para acompañar de manera aparentemente desenlazada la historia.

Al igual que en la película anterior, el cine de Dominik toma distancia de la ferocidad desnuda, cruda y fin en sí misma, centrándose en las relaciónes, en las ambigüedades e idiosincrasias entre los personajes, en su mayoría inmaduros, pero profundamente letales. Dominik no renuncia, al contrario enfatiza, dos elementos clásicos del género: un fuerte componente irónico caracterizado por algunos personajes y diálogos exagerados y una violencia presente en manera discontinua pero intensiva, en particular con una paliza que es una de las más impresionantes jamás vistas en pantalla y un asesinato en cámara lenta que, aunque no original, demuestra, una vez más, las enormes capacidades técnicas de este director.Toda la película está rodada y fotografiada de forma impecable, posee un ritmo directo y puede presumir de las grandes actuaciones de todo el reparto : desde un Brad Pitt en una versión verbosa y letal, a secundarios de lujo, especialmente gracias a un melancólicamente gracioso James Gandolfini y un siempre correcto Richard Jenkins, sin olvidar Scoot McNairy y Ben Mendelsohn, una confirmación después de la extraordinaria "Animal Kingdom".


Andrew Dominik, retrata una despiadada sátira del poder estadounidense, una reflexión actualizada y distorsionada de aquello que Francis Ford Coppola había construido con las dos primeras partes de la saga de "The Godfather", cuarenta años atrás. Si el lenguaje de los personajes es prácticamente el de Tarantino, la película encuentra en otra parte su vis sarcástica, sobre todo en la unión entre la estética decadente, los anti-clímax, las elipsis de la trama y la grotesca visceralidad de las secuencias de muerte. Esta es la cuadratura que alimenta una película afilada y siniestramente deliziosa. Ningún romanticismo, ningún podio para conquistar. El sistema - cualquier sistema - es rehén de un puñado de "cuellos blancos" de rara incompetencia y aún más escasa moderación, obsesionados por los buenos modales y por los asesinatos para salvar las apariencias. Sin ellos, estos hombres se manifestarían por lo que son, personas estúpidas y violentas que se arrojan sin impedimento alguno en una espiral de entrópica violencia, insensatez y confusión. Una espiral que no atrae solamente a las almas destinadas al encarcelamiento.

El director australiano crea un gangster-movie anómalo, así como el film anterior fue considerado un atípico Western. En "Killing Them Softly” el mundo del crimen organizado colisiona contra el desorganizado, y por lo tanto la figura de Cogan sobreviene para tratar de poner orden en un entorno que no lo es. Nos encontramos en una América que profesa ser una comunidad cuando nunca lo ha sido, y las voces de los señores de la TV filtran repetidamente durante los largos discursos que los delincuentes, magistralmente conducen con sagacidad y brillantez. "Killing Them Softly” juega con las pausas entre los silencios y las palabras de sus antihéroes, dejando explotar balas en cámara lenta, como si fueran bofetadas y no elementos de muerte. Sam Peckinpah enseña, pero Andrew Dominik tiene su propio estilo, su propia forma, su propio arte.. Y es malditamente bello de visionar.

Valoración : 8 / 10

 

En dos palabras : Sobre una trama sutil, aguda y dilatada a arte, Andrew Dominik construye una hermoso retrato de la sociedad estadounidense hoy en día, probablemente más apreciable en patria que en el resto del mundo. La crítica del sistema es fuerte y la metáfora es sensata. Formalmente impecable, "Killing Then Softly" a primera vista podría parecer fría, y en cierto aspecto lo es, pero es una obra que se inflama poco a pocos, gracias principalmente a una dirección de aplausos y a un excelente reparto en el que destaca un memorable James Gandolfini. Ampliamente recomendable.

Película del día...

Compliance - Craig Zober , 2012

"Compliance" cuenta la historia de Sandra, una ocupadisíma manager de un fast food de una cualquiera ciudad americana y de su empleada Becky, acusada de haber robado dinero a un cliente. Hasta aquí nada sorprendente, a excepción de que la acusación es hecha por teléfono por un presunto agente de policía que desde ese momento, y con la condescendencia de las partes en causa, da lugar a un procedimiento un tanto inusual. No sólo Sandra deberá retener la acusada a la espera de la llegada de la policía, también tendrá que proceder, junto con otros empleados, a una serie de investigaciones y registros que desembocarán en actos de violencia psicológica y física.

Recientemente en Italia ha sido difundido un virus informático bastante particular. Los pobres malaventurados que abrían incautamente un mail con remitente amigo se encontraban frente a un video pornográfico. Inmediatamente un screenshot les decía que habían entrado en un programa de vigilancia de la policía por posesión de pornografía infantil. Si querían "limpiar" sus antecedentes penales, tendrían que pagar una multa en una cuenta corriente específica. Muchos de vosotros estaréis riendo alegremente y pensando: "¿Pero, qué idiota podría haber caído?". Y sin embargo, de idiotas han habido tantos. "Compliance", película escrita y dirigida por Craig Zobel, habla exactamente de esto: como el sometimiento psicológico de la autoridad nos empuja en realizar acciones que en condiciones normales no cometeríamos nunca. Inspirada en una historia real sucedida en Estados Unidos, donde un hombre en poco más de un año ha realizado más de 70 llamadas telefónicas a empresas comerciales de diversa índole, en las que declaraba ser un policía. El pésimo "burlón", entre muchas manipulaciones, ha sido incluso capaz de hacer abusar sexualmente de una empleada de McDonalds en Kentucky, antes de ser finalmente detenido.

La película comienza a partir de esta reconstrucción y perturba mucho, ya que pone al espectador frente a un hecho : ¿Cómo puede una persona caer en una estafa similar? Darse cuenta de cómo la mente humana sea maleable y manipulable no es una cosa agradable. Durante todo el tiempo, la pregunta que surge es sólo una: "¿Cómo es posible que Sandra se haya hecho engatusar de esa manera? ¿Cómo es posible que no se haya dado cuenta de lo absurdos pedidos del policía? ". "Compliance" irrita. Irrita porque nos hace agitar durante todo el tiempo mientras la pobre Becky es abusada psicológicamente e incluso físicamente (casi siempre fuera de campo), humillada, con la complicidad de Sandra, que está subyugada por la credibilidad y firmeza del policía, sin tener alguna duda, algún decaimiento. Todos los demás empleados soportan la doble exposición, la del policía al teléfono y la del jefe. Frente a peticiones absurdas se convierten en cómplices de mala gana, o simplemente se sustraen, pidiendo de regresar a trabajar, y casualmente el único que irá hasta el fondo de las órdenes más improbable del policía será mel novio de Sandra, que no trabaja en el fast food.

"Compliance" más que delinear los personajes en su entereza psicológica es eficaz en el hacerlos interactuar, haciendo emerger la tensión no sólo del mecanismo perverso que regala la voz del agente, por mitad de la película invisible a los espectadores y a los personajes mismos, un poder fantasioso y de persuasión que no concede puntos débiles a sus interlocutores, y también por el contraste entre las diferencias caracteruales que surgen por una situación forzadamente colectiva. El acontecimiento, que Zobel pone en escena con un pragmatismo que en pantalla no deja espacio a vuelos metafóricos, ofrece, sin embargo, muchos puntos para reflexionar a partir del más evidente : el de una sociedad dominada por el miedo y la ignorancia, incapaz de darse cuenta de aquello que sucede cerca de ella - el montaje asocia continuamente la tragedia que se desarrolla en la oficina del manager a la despreocupadez de los consumidores de hamburguesas y patatas fritas, concentrados en satisfacer las necesidades del vientre - y cada vez más acostumbrada a relaciones virtuales, evidenciado de manera obsesiva la comunicación entre la voz que dicta órdenes al teléfono y la actitud de los personajes que actúan como si su interlocutor se encontrase frente a ellos.

Craig Zobel equilibra la pérfida narrativa y su sarcasmo rastrero con considerable rigor, dirigiendo con gran precisión y yendo directo al grano de la cuestión, una reflexión ya sea psicológica que cultural y de alguna forma satírica (no por casualidad nos encontramos en un fast food, una de los templos de la cultura estadounidense) sobre la ciega "complacencia" ante el poder y ante los mecanismos de la persuasión, en donde la coerción no sólo nos obliga a hacer aquello que nunca habríamos hecho, pero que puede llegar a empujarnos a hacer aquello que habríamos deseado, funcionando como una justificación moral . La magnífica Ann Dowd, con su perturbadora interpretación, es la perla de una película compacta, profundamente desagradable, terriblemente inteligente.

Valoración : 7.5 / 10

 

En dos palabras : "Compliance" es un puño en el estómago, como siempre ocurre cuando nos encontramos frente a una historia que refleja lo absurdo del mundo en el que vivimos. Una película en donde no hay escenas explícitas, el horror se encuentra en la escalada de peticiones insensatas y en la aceptación pasiva de las mismas. En quien las perpetra, que se convierte en marioneta en las manos del titiritero, en quien las soporta, que termina por convertirse en un mártir en nombre de una ley que está por encima de nosotros, y a la cual "debemos" arrodillarnos.

octubre 17, 2012

Película del día...

ParaNorman - Chris Butler & Sam Fell , 2012

Tres años después de "Coraline", la Focus Features regresa a la compleja pero fascinante stop motion con la curiosa y esperada "ParaNorman", verdadera sorpresa animada dirigida a cuatro manos por Chris Butler (supervisor de los storyboard de "Corpse Bride" y "Coraline") y Sam Fell ( director de "Flushed Away" y "The Tale of Despereaux"). Jugando con las películas clásicas de terror de los años 50, los dos realizadores osan lo inosable, creando una película de animación en plastilina y 3D que hace guiños a los más grandes como a los pequeños, gracias a atmósferas oscuras, zombies, fantasmas, referencias cinematográficas, brujas y cult horroríficos del pasado, realizando una auténtica joya. Es más, la mejor película de animación vista en lo que va del año.

Calcando la mano en el Universo de los "diversos", Butler y Fell retratan una sociedad un poco arisca, racista, homófoba y selectiva. Gordos, "freaks", niños extravagantes, cheerleaders con la neurona solitaria, muscolosos desprovistos de intelecto y homosexuales son ridiculizados, humillados, y por qué no, quemados en la hoguera como brujas. ¿Homosexuales? Exacto!, también homosexuales. Porque en "ParaNorman", escuchad bien, asistiremos al primer coming out de la historia de la animación cinematográfica. Un acto de valentía por parte de los directores y productores, obviamente, chocando con los gritos de la americana Family Research Council, intolerantes y homofóbicos desde siempre, no han entendido obviamente nada de la joya concebida por la Focus Features. Porque son ellos los verdaderos indirectos protagonistas de la película. Aquellos que señalan con el dedo, que insultan, denigran y distinguen entre ciudadanos de serie A y de serie B.

El pequeño protagonista de la película es un dulce, solitario y silencioso jovencito. Que posee un don. Ver y poder hablar con los muertos. Pero nadie le cree. El pobre Norman está rodeado de fantasmas, pero es el hazmerreír de la ciudad. El pobre tonto que hay que evitar como la peste. Incluso para sus padres es un niño extraño, que inventa historias fantásticas para llamar la atención. Pero las personas de las cuales ve los espectros son realmente existidas, y son verdaderamente muertas. A ellos se suma también el viejo señor Prenderghast, un tío suyo vagabundo que, poco antes de morir, le asigna una tarea de la que, hasta entonces, se había ocupado él : impedir a una hechicera, condenada a la hoguera siglos atrás, de llevar a término su maldición, destapando las tumbas y haciendo salir un ejército de zombies. La amenaza se renueva cada año, en el aniversario de su ejecución. La fórmula para detener el hechizo mortal está contenida en un viejo libro, pero Norman no conoce los detalles del procedimiento y entonces, al llegar de la hora fatídica, la pesadilla de hace realidad, provocando el pánico entre los residentes de su ciudad.

A su lado un peque regordete, atormentado por su condición física, y una serie de marginados inconscientes de serlo. La hermana rubia, que definir "estúpida" es un eufemismo; el hermano musculoso, hormonas y pocas neuronas; el tonto del barrio, que desde siempre tergiversa verdades nunca tomadas en consideración, el matón insoportable, macho por fuera y miedica por dentro; y obviamente ellos. Los zombies, cualquier cosa menos que crueles e incluso aterrorizados de los humanos. Porque somos nosotros mismos, cuando queremos, a convertirnos en monstruos. Malvados con el prójimo y preparados a juzgar, a hacer daño, tanto físicamente como verbalmente, armados con horcas, antorchas e insultos gratuitos. Norman es molestado por sus coetáneos, y es sobre todo, incomprendido por los adultos, que generalmente, lo toman por loco. Tal vez tienen un poco de miedo de sus visiones, de su supuesta facultad de hablar con la abuela fallecida, y de la familiaridad que muestra de poseer con los misterios del más allá. Lo que le toca, en una época moderna y aparentemente iluminada, es un destino análogo al que, en los siglos oscuros esperaba a las brujas, portadoras de facultades mágicas que, en la gente común, suscitaban una mezcla de envidia y desconfianza.

El ser humano se siente intimidado por aquello que no entiende. Y es sobre todo despavorido frente a una infancia que no está sujeta a su autoridad y pretende sobrepasarlo en el conocimiento de las cosas de la vida. Un niño medium no da menos miedo respecto a una pequeña maga, que juega con el fuego y que probablemente está en contacto con el diablo. Cuando la trascendencia se casa con una inocente fantasía,   incluso los monstruos se transforman en graciosos cartoons. Son marionetas con las que Norman habla con amabilidad, mientras que para los grandes son enemigos horribles para combatir a fusilazos : el terror, según el significado término cinematográfico, en el convertirse en parodia se entrecruza con el western y se convierte en una cuestión de puntos de vista, distorsionada por la perspectiva abrumadora del entorno provincial. Norman no es normal en el sentido estricto, porque es paranormal, es decir perteneciente a una normalidad extendida a la imaginación, que sólo pide ser aceptada como lo que es : un reino donde todo es posible, tan pacífico como frágil, que un exceso de escrúpulo o de razón puede fácilmente herir de muerte.

Y es precisamente esta vulnerabilidad humana - que inserta aquella dimensión invisible, totalmente, en nuestra realidad - a marcar un punto de quiebre con la tradición del género, en la que el infierno, con su fuerzas destructiva, es una entidad potente en su diversidad. Los autores de Para Norman han aprendido la lección de Tim Burton, que ha tomado distancia del carácter absoluto e invencible del mal, para hacer del lado sombrío la celebración de la vida. Pero aquí no encontramos el spleen lunar de "Nightmare Before Christmas" y "Corpse Bride", ni aquella fatal de la tragicidad en la que la alegría del musical es sólo una manera para levantar la moral. Butler y Fell prefieren construir lo lúgubre con las tintas fluorescentes del sueño, haciendolo partícipe de aquella cálida suavidad de contornos que es el acariciable sello distintivo del mundo de las muñecas. La pseudo-anormalidad que encuentra la pseudo-normalidad, dando luz a una verdad absoluta, frecuentemente callada, que nos quiere a todos "idénticos", y por lo tanto merecedores de derechos y respeto.

Cabalgando una animación espectacular, y de una complejidad excepcional, Butler y Fell juegan con clichés sociales y cinematográficos, sin olvidar el ingrediente principal. Las risas. Tantas, tantísimas. Baldazos de diversión, de asociar con una gran dosis de acción (increíblemente fascinante la escena del baño de la escuela), para una película que entretiene, divierte e ilumina, confirmando el crecimiento exponencial del cine de animación. Cada vez más original y valiente, y no sólo en casa Pixar, como lo demuestra esta joya. Que definir imperdible es realmente poco.

Valoración : 8 / 10

 

En dos palabras : El debutante director y guionista Chris Butler, con la colaboración de Sam Fell, realiza, en stop motion 3D, una fábula en el estilo terror adolescencial, que aplica una romántica ironía existencial en el drama de la diversidad. El resultado es un largometraje inesperado y del ritmo apremiante, que se las arregla para escapar del peligro de la banalidad y evita el virtuosismo con la rara habilidad de apasionar transversalmente diferentes generaciones. Los habitantes de este horror world saben cómo conquistarnos, sorprendernos y apuntar directamente al corazón.

octubre 15, 2012

Disco del día...

Babel - Mumford & Sons , 2012


Género : Folk-pop

Tracklist

01. Babel
02. Whispers In The Dark
03. I Will Wait
04. Holland Road
05. Ghosts That We Knew
06. Lover Of The Light
07. Lovers’ Eyes
08. Reminder
09. Hopeless Wanderer
10. Broken Crown
11. Below My Feet
12. Not With Haste

*Deluxe edition bonus track

13. For Those Below
14. The Boxer
15. Where Are You Now

Limitarse a suspender el segundo álbum de la agrupación inglés Mumford & Sons podría parecer, en realidad, un ejercicio inútil. De la misma manera, como describir simplemente lo que sucede desde el punto de vista de los hechos, en "Babel" parece escapar propio el punto - también porque, en este caso, no caeríamos en la presunción de pensar de saberlo ya. Desgarradoras líneas vocales, imágenes de amor pueril (Where are you now?/ Do you ever think of me?/ In the quiet, in the crowd”; un sondeo de las propias emociones y de los propios sentimientos de culpa, introvertido y puritano, del tipo  “I don’t know if I’m doin’ you wrong”), insistentes reelaboraciones de aquel quiet-loud de bombo y banjo que es la gallina de los huevos de oro del grupo, sustancialmente su única intuición desde el punto de vista musical.

¿De dónde viene el éxito de los cuatro británicos? ¿Por quién está compueto su público? O incluso: ¿Es su folk el más verdadero de todos, ya que puede llegar al mayor número de personas, a pesar de no serlo en cualquier otro sentido, si no fuera por los instrumentos utilizados? Estas son preguntas que quien sigue la escena folk y songwriter, cada vez más autorreferencial y elitista, tal vez debería hacerse. ¿Cuántas de las canciones de los así llamados grupos "folk" actuales podrían ser sonadas en las fiestas del pueblo, entre la gente? Por desgracia, es un punto de vista que tenemos que aceptar, en nombre de los sentimientos globalizados, inertes, audibles por encima del barullo gracias a los decibelios, de los Mumford & Sons. En particular, lo que es más preocupante es este continuo forzamiento hacia la maravilla, hacia el abultamiento de los instrumentos y de las emociones, que es exactamente de aquellos pocos que ahora pueden permitirse un estadio lleno (Coldplay, tal vez Bon Iver).

Por lo tanto, todo esto para encontrar una razón a la existencia de este tipo de música: fabricada en serie, porque en cualquier caso, nuestro iPod está programado en “random play all", por lo cual nunca ocurrirá de tener que lidiar con doce canciones (quince en la versión deluxe) todas iguales una tras otra, explosivas, rítmicas y llenas de autocompasión, perfectas para desahogarse en el gimnasio. Aquí está todo el éxito de los Mumford & Sons : en la capacidad de interceptar breves emociones epidérmicas, descompensaciones hormonales y regurgitamientos de bilis, aquellos estados de ánimo, pasajeros y puramente "psicosomáticos", que más o menos nos afectan a todos, algunas veces. Pero la verdadera música popular, después de todo, es aquella que se transmite, en este sentido, los verdaderos apasionados de folk puedes estar tranquilos. 

Valoración : 4 /10


octubre 14, 2012

Película del día...

On The Road - Walter Salles , 2012

"Conocí a Dean inmediatamente después de la muerte de mi padre ...", de esta manera Sal Paradise (Sam Riley) comienza la historia de los años de juventud pasada junto a Dean Moriarty (Garrett Hedlund), ex-reincidente del encanto maldito, constantemente en movimiento y siempre en busca de emociones que lo sacudan profundamente, casado con la seductora y desinhibida Marylou (Kristen Stewart). Sal es un escritor cuya novela no logra tomar vida, atrapado en una rutina que no consigue inspirarle a pesar de las noches pasadas a despejar la propia mente y la propia existencia con su amigo Carlo (Tom Sturridge). Dean se convierte para él en la chispa vital, en la locura y en la inestabilidad de admirar, estudiar y observar de lado dejandose impregnar dulcemente. Cuando Dean se pone de nuevo en camino hacia el oeste, Sal decide de jugarse su única oportunidad de aprender a vivir una vida sin limitaciones construida en la carretera. Las drogas, el alcohol, las fiestas, las relaciones de una noche, las alucinaciones, las conversaciones profundas: todo se convierte en objeto y sujeto de sus días consumidos al máximo.

Probablemente, "On The Road" era una de las películas más esperadas del año (hablo por mí mismo). En primer lugar, porque se trata de la primera, y por esto "memorable", adaptación cinematográfica de On the Road, novela de culto de Jack Kerouac, símbolo de la Beat Generation. Después porque se trata de una película de larga gestación. Antes habia probado Francis Ford Coppola a llevarla a la gran pantalla, el director ha permanesido co-productor de la película junto con su American Zoetrope. Por último, era una película esperada porque Walter Salles ha trabajado durante años en el proyecto, que finalmente ha visto  el pasado mes de mayo durante Le Festival de Cannes la oscuridad de sala. La famosa novela de Kerouac es una meticulosa, episódica y cronológica relación en primera persona de sus muchos viajes desde NewYork hacia la costa oeste de los Estados Unidos. Uno de los puntos centrales de la novela, sin embargo, era la relación del autor - bajo el seudónimo de Sal Paradise - con el fascinante Dean Moriarty (seudónimo Neal Cassady), conocido a través de algunos amigos en común. Pero, si no recuerdo mal, en las primeras cien páginas Sal viaja solo desde Nueva York a Los Angeles: aquí esta sección es muy reducida y prácticamente casi no existe, a excepción de alguna escena inicial.

Se "viaja" sustancialmente poco, en el "On The Road" de Walter Salles, pero no es una elección equivocada. La película es, sin duda, episódica como su fuente, pero elige qué cosa mostrar de las historias del libro y que cosa no, perdiendo por necesidad mucho más : alguien podría argumentar que la sección dedicada a Old Bull Lee (William Burroughs, interpretado por un correcto Viggo Mortensen) es realmente demasiado apresurada. Pero al final, en las intenciones de Salles, lo que importa es la economía de la película, y realmente no era posible llevar todo aquello que se narra en la novela dentro de la película. El director opta esencialmente de narrar con su "On The Road" un bromance, es decir la historia de una relación fuerte entre dos hombres, Sal y Dean, a menudo al límite del amor homosexual: en una escena los dos protagonistas están por tener sexo junto a Marylou, antes de que Sal se avergüenze y pida a Dean de irse (si la memoria no me falla, en la novela Dean simplemente le pide a su amigo de ir solo a la cama con Marylou), mientras en otra escena Sal observa desde una puerta entreabierta al amigo mientras tiene una relación sexual con otro hombre (Steve Buscemi). Una vez más, si no me equivoco, en la novela Dean rechazaba la oferta.

La homosexualidad es todavía más explícita gracias al personaje de Carlo Marx, alter ego de Allen Ginsberg, interpretado óptimamente por Tom Sturridge: el joven es, de hecho visiblemente enamorado de Dean, con el que tiene un vínculo especial de amistad, y es en cambio el "rival" de Marylou. "On The Road" no tiene "miedo" de mostrar el uso de drogas, de mostrar escenas de sexo y a una generosa Kristen Stewart, que se ve bien en su papel de bella y consumada : pero, al igual que con la temática homosexual, parece "retenerse" en el punto donde la película realmente podría incendiarse y convertirse realmente rebelde. Confirnación que, aunque si no cae en una road movie para teenagers, Salles tiene en mente un público mainstream. Aquí tampoco existe algo de particularmente equivocado en el enfoque del autor, que consigue dosificar el uso de la voz en off de Sal/Kerouac sin que se convierta demasiado invasiva, el riesgo que un libro como el del escritor estadounidense prometía con seguridad. Pero esto no es suficiente para hacer de "On The Road" una película emocionante, o incluso solamente coherente.

La "magia" de "On The Road" en la gran pantalla se detiene allí, en su bella y profesional confección, hecha de maravillosos y espectaculares paisajes americanos, fotografiados con rara perfección y colores excelentes por Éric Gautier, director de la fotografía de la extraordinaria "Into The Wild", que a muchos recordará en algunos momentos visionando la película de Salles. También hay un montaje cuidado, por no mencionar el sonoro, y una admirable selección musical (del óptimo jazz, al igual que en el libro por otra parte). Sin embargo "On The Road" permanece opaca, si no incluso mecánica en su desarrollo, y francamente resulta un poco aburrida. ¿A quién va dirigida, en definitiva, una película como ésta?. Los fans del libro, aquellos puristas desnudos y crudos, objetarán a priori, mientras que otros se encontrarán en una concentración de episodios de los que no sabrán que hacer con ellos. Esto es, simplemente, el punto, y es el más común de todos: Verdaderamente, "On The Road" es una novela infilmable. ¿Queríamos una confirmación? La acabamos de tener.

Tal vez debería haber sido oportuno "inspirarse" y contar una historia nueva, sin crear demasiados problemas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta el coraje y la locura de Salles en afrontar una hazaña dificilísima, el resultado, tal vez, es el único que se puede sacar de un libro como éste: Seamos realistas, a menos que dentro de unos años no llegue otro "loco" a tratar de sorprendernos. Del "On The Road" de Salles me recordaré pocas cosas, la primera que me pasa por la mente es la grande prueba de actor de Garrett Hedlund : fascinante, tierno ("Sal, i love you as ever”), físico y sensual, un perfecto Dean Moriarty, capaz de ser creíble en todos los matices de su particular personaje. Personaje que se encuentra en una película que busca desesperadamente un alma y una razón para latir de vida propia, pero que lamentablemente no encuentra..

Valoración : 5 / 10

 

En dos palabras : Inerte, a veces soporífera, sufrida y atormentada, la película no consigue expresarse de la mejor manera, regalando poquísimos momentos emotivos en los que se funde con las palabras, susurradas a media voz fuera de campo, de su (a veces incomprendido) autor, demostrando que el recorrido como el de "On The Road", tan simbólico y corrosivo, hecho de inestables equilibrios de plenitud y vacuidad de la mente, es casi imposible expresar de manera impecable en una película. Oportunidad fallida.

octubre 08, 2012

Película del día...

De Rouille Et D’Os (Rust And Bone) - Jacques Audiard , 2012

Lidiar con una película de Jacques Audiard es como subir voluntariamente sobre un ring, consciente y preparado para absorber una andanada de golpes bajos que fracturan y regeneran. Así había ocurrido con su película anterior, "Un Prophète", quien escribe la había elegido como la mejor película de 2009 sin duda alguna. Con aquella obra, el director había ganado el Grand prix en Cannes y una nominación al Oscar a la mejor película extranjera. A tres años de distancia de aquella original y maravillosa pieza de prision movie, Audiard regresa a la dirección con su último trabajo, "De Rouille et d'Os".

Basada en la recopilación homónima de relatos cortos del canadiense Craig Davidson, la película narra el encuentro casual de dos personas que han perdido o perderán todo brevemente. Ali (Matthias Schoenaerts) se encuentra en la calle con su hijo, y va de la hermana que no ve desde hace años. Se trata de un padre que no sabe hacer el padre, un hombre fundamentalmente bueno, pero que ha siempre vivido su vida de forma desordenada y al día a día, a momentos con disparos de violencias preocupante. Stéphanie (Marion Cotillard) es una chica hermosa, vive con su novio, pero su historia no funciona más. Sabe de ser fascinante, y encuentra Ali en un club nocturno, donde ha ido para ligar o tal vez simplemente para ser apreciada como mujer. Es una entrenadora de orcas en un parque acuático : un día un grave accidente la deja sin piernas. Todo cambia, tanto para ella como para Ali...

"De Rouille et d'Os" comienza con imágenes que nos introducen en el entrelazamiento dicotómico entre la vida de Ali y aquella de Stéphanie: por un lado imágenes líquidas, oníricas, destellos de viodeoarte en la piscina, y luego escenas sincopadas, metálicas, un viaje en tren, la comida recogida, la llegada donde la hermana en la nueva ciudad. La historia que se desarrolla es complaciente con cierto cine de autor europeo con el que Audiard siempre ha coqueteado aunque si escondiéndose en las tramas del noir, una narrativa que se complica por accidentes, como el encuentro fortuito entre los dos protagonistas, con Ali como un escolta que rescata a Stéphanie, que ha ido allí "vestida como una puta". Los caminos que se cruzan están formados por materiales diferentes, aunque si ambos están fascinados por sus antípodas, ya que son como vectores que se mueven en dimensiones paralelas, en direcciones opuestas : Ali llena su espacio, desahoga sus instintos (comida y sexo in primis), su superficialidad hace que sea una fuerza natural, mientras Stéphanie está siempre en inmersión, atraída por aquella potencia animal y sin embargo armónica (las orcas que entrena) que también puede destruirla. El primero va de frente por su camino, hacia nuevos horizontes en los cuales extrae los mismos mecanismos de autodefensa, la segunda siempre trata de levantarse, reemerger verticalmente.

La pérdida de las piernas de Stéphanie, el corte seco con una parte del cuerpo que de arma para exteriorizar sí misma se convierte en una jaula que la aprisiona, hace evidenciar el camino espiritual que el director francés pone en escena empezando por datos corpóreos y matéricos : el cuerpo fragmentado de Stéphanie y el cuerpo tónico, macizo de Ali, la primera que quiere volver a ponerse en pie, el segundo acostumbrado a mantener la guardia en alto, a golpear para derribar a su adversario. Dos luchadores que aman la adrenalina, gobernando un coloso de la naturaleza (la orca) o arriesgando los huesos por una pelea, hasta que sólo uno permanezca en pie. Su encuentro emana también una carga erótica salvaje : y el sexo es feroz, una necesidad física, un desahogo hormonal para Ali, mientras que para Stéphanie se convierte en un test para ver si todavía puede ser "normal" y sobre todo mujer. Pero la "fisicalidad" está también en las relaciones entre los personajes, sobre todo en la forma en que Ali se relaciona con las personas que lo rodean. Para empezar, es física la relación que tiene consigo mismo y con su vida, una relación hecha de rabia y agresión reprimida, en donde dará rienda suelta luchando en los encuentros clandestinas de boxeo. Es física la relación de Ali con el pequeño Sam, con el cual el hombre no consigue comunicar si no es por las malas (no es exactamente un padre amoroso, precisamente). Y es física su relacióncon Stéphanie, desde el primer encuentro.

Audiard es habílisimo en el representar dos personalidades verosímiles y con las que se entra en empatía en poquísimo tiempo. Personajes complejos, grandiosos, reales, que viven seriamente gracias a una Marion Cotillard espléndida, fragilísima y sin embargo dura al mismo tiempo, siempre a un paso de romperse en un millón de pequeños pedazos, demostrando de ser no sólo la nueva diva europea, sino también una grandísima actriz, llenando de luz la pantalla, con una sonrisa delicada, apenas mostrada, a pesar de que el accidente la deje sin piernas (trabajo excelente del computer graphics ) y sobre todo a la fuerza ciega, los músculos siempre tensos, la inexpresividad y la cruel e hipnótica atrocidad de la carne torturada de un soberbio Matthias Schoenaerts, el actor belga trabaja de cuerpo y esculpe su Ali de manera sorprendente, con su magnetismo natural, transmite una sensibilidad ingenua en las primeras secuencias junto a la devastada Stéphanie, demostrando ser cuidadoso en no tratarla como una discapacitada irrecuperable, exactamente aquello que la protagonista  no quiere ser. Dos interpretaciones en estado de gracia, que conquistan rápidamente mi corazón de espectador.

La escena en la que la ex-entrenadora de orcas prueba, desde una silla de ruedas, aquellos movimientos fatales con la melodía de "Firework" de Katy Perry (aquí se encontrará el mejor uso de siempre de esta canción) es un recorrer de la mirada hacia las extremidades (brazos) que se extienden hacia el cielo, hacia lo alto, gestos fuertes y seguros en un cuerpo mutilado que tiene que encontrar el equilibrio interior. Equilibrio que al final madurará incluso en su compañero de viaje en la vibrante escena del rescate de su hijo del lago helado, donde los huesos de las manos se comprimen sobre el hielo frío y la sangre es la única pista que mancha y sacude el candor de su inconsciencia. Siempre hay algo a punto de explotar en las películas de Jacques Audiard, un gesto, un detalle, una frase. Como si la cámara captase, es más aspirase, todo aquello que tiene delante y como si no filtrase todo el impulso emocional que sienten sus personajes en ese momento. Desde el estratosférico final de "Un Prophète", "De Rouille et d'Os" retoma aquella gestualidad de nuevos renacimientos, de los cuales esta película está llena. Búsquedas de aire contaminado por frecuentes fragmentos sonoros, de luz que filtra de repente por las rendijas de los lugares y suspende un melodrama que irradia brutalidad, rabia, desilusión y ternura. A pesar de las tantas lágrimas de Marion Cotillard, el tono melodramático nunca coge ventaja.

Jacques Audiard nos regala una obra compacta, densa, difícil y hostil, amable y dulce, que nos mantiene pegados a la butaca desde las primeras secuencias. En su manera, un himno a la vida, cuyos bloques de partida residen, sin embargo, en el infierno. Y a partir desde aquí que el espectador debe remontar este camino, peldaño tras peldaño, paso a paso, a través de los callejones sin salida de una obra dura, que suelta golpes dobles al corazón y al estómago, entre óxido y huesos. Aquel óxido que es el espíritu corroído, ácido, rabioso de Ali, pero también la oxidación que parece no atacar las piernas metálicas de Stéphanie. Aquellos huesos que son las piernas quebradas de ella, así como las fracturas insaldables de la mano de él que, llegadas al final, apretará con sincero e renacido amor paternal la pequeña mano de su hijo. Pero además de los dos componentes del título, también hay sangre y asfalto, dientes rotos y fracturas, besos y caricias, sudor y amor. Audiard no se rinde, ni se detiene nunca, e imperturbable mantiene el pulso firme y asesta decidido continuos giros argumentales que nos hacen suspirar. A nivel técnico, son poéticos los recurrentes slow motion, seductoras y oscuras las imágenes subacuáticas, encantadoras y fascinantes las composiciones de Alexandre Desplat como la melancólica voz de Bon Iver, y simplemente de amar la deslumbrante fotografía a contrasol de Stéphane Fontaine.

Audiard trabajando en las trayectorias corpóreas de los dos protagonistas realiza una película intensa, gobernada indudablemente por fuertes desequilibrios, que arriesga pero que no cae nunca en lo patético. "De Rouille et d'Os" atrapa al espectador y, más que declarar, hace trasudar las emociones de los cuerpos de los protagonistas. El directo francés confirma como su intensa mirada, que se posa sobre personajes borderline, sea capaz de emocionar sinceramente. Ha llegado la hora de decir, después de visionar su última obra, que Jacques Audiard es sin duda alguna uno de los mejores autores europeos de su generación, un maestro. El suyo es un cine peculiar, inconfundible, un cine corporal, físico, táctil, que escapa naturalmente de cualquier abstracción, cerebralidad y apremio psicologista, y se ancla, se hunde, en la evidencia de las cosas, de las personas, de los acontecimientos, de aquello que puedes ver, tocar, oler, morder... como también herir. Cine matérico, incluso cuando habla de almas y de aquello que llamamos perezosamente sentimiento. En una sola palabra, cine maravilloso!.

 Valoración : 9 / 10

 

En dos palabras : Jacques Audiard narra la historia de amor de dos personas normales que se encuentran, se compenetran y se entiende al instante. No hay ninguna piedad, ninguna sentencia, sólo debida empatía. Donde las personas marcadas en el cuerpo y en el alma buscan y encuentran un sentido para (re)comenzar a vivir, tal vez incluso una vida completamente nueva : con conciencia de uno mismo y de los demás. En este sentido, "De Rouille et d'Os" da escalofríos. Lo hace rápidamente, con la dedicación de la película a Claude Miller. Puedo decir en voz alta que el suyo es, sin duda alguna, el mejor cine francés de hoy en día.

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