noviembre 24, 2013

Película del día...

Before Midnight - Richard Linklater , 2013

Al trío Linklater-Delpy-Hawke le ha bastado tres (bellísimas) películas para contarnos la adorable historia de dos jóvenes (y después no tan jóvenes)amantes en lucha contra ellos mismos, contra los demás, contra su amor; en otras palabras contra la vida, para ser preciso. Una historia que se desanuda a través de la belleza de casi veinte años, reales, no ficticios. Mientras tanto, Jesse y Celine han crecido y su relación, a distancia o vivida juntos, ha madurado. Como el buen vino. Pero ¿Qué significa esto? ¿Tal vez se ha perfeccionado? ¿Ellos son diferentes, han cambiado? De hecho, es difícil dar una respuesta exhaustiva a estas preguntas, sin atenuar los matices que es bueno dejar capturar al espectador, mientras asiste a dos personas que aprenden a conocerse desde el principio hasta el final. Por otra parte, al igual que un buen vino, esta trilogía ciertamente no puede ser, simplemente, bebida. Requiere degustarla con serenidad, transporte, comprensión. Porque no hay nada perfecto en ella, siendo la misma una oda a la imperfección, a la contingencia humana, a la propia debilidad unida a la fuerza de la pasión. Aquel  reiterado "Before" (antes) del título podría aplazar a otro tiempo, sea cual sea, casi a indicar que la historia de Jesse y Celine no es la primera ni será la última de su género.

En la primera la ingenuidad, la imprudencia de los que se dejan llevar por aquellas emociones que al mismo tiempo deserían valientemente controlar, esquematizar. En este sentido, debemos prestar atención a la elección del exterior. En "Before Sunrise" fue Viena, la misma que nos lleva de nuevo a la época dorada de la razón especulativa, la del psicoanálisis de Freud y Schnitzler, los dos jóvenes perfectamente integrados en su propio tiempo, entre una razón abrumadora y un sentimiento difícil de controlar pero al cual se desea dar un nombre, una forma clara e inequívoca. Y como suenan a veces despectivas ciertas sentencias de aquella franja psicoanalítica que creía haber descubierto todo, es decir lo que se esconde en el corazón del hombre, también lo es la decisión de los dos para reencontrase nuevamente, siempre allí, en la vía 9, seis meses más tarde. Los dos no se encontrarán, pero en cambio la ciudad comúnmente considerada como la más romántica de todas, París, hace de telón de fondo, nueve años después, al segundo encuentro. Un revival que confirma la vacuidad de sus aspiraciones, por lo menos en medida en la que se desea trazar cada etapa. Es aquí, en donde Jesse habla de su matrimonio fracasado, a pesar de lo que él creía fuese suficiente para sostenerlo, mientras que Celine parece realizada, a pesar de su carácter radicalmente independiente fatiga por hacerle aceptar el precio que se paga por las decisiones que ha tomado en el curso del tiempo, de forma autónoma. Ambos realizados y sin embargo incompletos, "Before Sunset" se cierra como una de esas novelas románticas que en el fondo gustan un poco a todos, con los dos enamorados reunidos contra todo y contra todos.

En el tercer acto nos encontramos en Grecia, la patria ancestral de aquella filosofía que aspira a la sabiduría; esta última impunemente y desgraciadamente asociada a la vejez, porque como se sabe... el filósofo tiene la barba y el pelo blanco. Pero este no es el punto. El punto es que otros nueve años más se han sumado a los nueve anteriores y mientras tanto la vida y la relación entre Jesse y Celine ha seguido adelante. Mucho, demasiado tiempo ha pasado desde aquella tarde en un pequeño apartamento parisino. Ahora los dos viven juntos y tienen dos hijas, gemelas. Parecería el final perfecto. Por suerte, no es así. Será el aire que se respira, la buena comida, la buena compañía, pero el verano griego es un mensajero de balances inevitables. Jesse cada vez más consumido por la distancia del hijo que vive al otro lado del mundo, Celine que de consecuencia advierte que puede ser ella el impedimento para la felicidad de su pareja. Pero en todo esto, sin complacencia aparente, hay solamente una cosa que se interpone entre ellos y la estabilidad de la propia convivencia, me refiero a sus respectivos egos. No, la vejez no los ha convertidos en sabios. Después de todo vida no es así que funciona : ojalá las arrugas y el pelo blanco comportasen de forma automática sabiduría! Los vemos allí, en cambio, a discutir cómo chiquillos alrededor de un copioso almuerzo apenas consumido. Los argumentos son siempre los mismos : el amor, por lo tanto la vida. Hay quien considera absurda la idea de un amor que dure en eterno, o incluso sólo toda la vida, mientras que los diferentes comensales relatan y se relatan precisamente en relación al propio partner, que esté presente o no.

Majestosos y exquisitos Julie Delpy y Ethan Hawke, admirables más allá de cualquier expectativa, doblemente loables no tan sólo por haber personificado, sino también creado, pensado y escrito la historia en torno a los personajes. Y no se puede dejar de capturar todos los pequeños detalles jocosos, desde las miradas a los gestos y a las discusiones (a veces divertidas, a veces irritantes) suscitadas por los años que pasan y por la mediana edad a las puertas, contra el telón de fondo de las ruinas del pasado. Lo viejo y lo nuevo se mezclan en una receta impecable. Tan diferentes y al mismo tiempo tan similares, desilusionados, y sin embargo, infinitamente unidos, tan a gusto el uno con el otro. Pasean por el campo mientras el sol cae lentamente sobre sus cabezas, marcando el aproximarse a la velada romántica ofrecida por una pareja de amigos. Contexto que es magistralmente volcado, sin demasiada retórica, yendo directo al grano. Es en esta coyuntura donde "Before Midnight" literalmente se eleva, donde el debate se enciende. Y es esta la fase a través de la cual es filtrado el sentido no sólo de una trilogía, sino de una entera, interminable relación que ve a los dos amantes de alguna manera juntos durante casi veinte años. Con el desencanto de aquellas personas que se han dado cuenta de que la vida no es una simple acumulación de experiencias, Linklater, Delpy y Hawke nos muestran lo común con el filtro dulce de aquellos que saben realtar un sólo momento o toda una historia espléndidamente. A través de una cámara, que nunca ha dejado de insistir sobre un amor imperfecto, y por esta razón simplemente encantador. Incluso al llegar final, cuando parece de haber encontrado una conclusión, no es así, y todo comienza nuevamente.

El tríptico de Linklater se basa, por consiguiente, en la existencia,  flotante que determina las diferentes etapas de la vida, sobre todo en las fases del amor y la vida matrimonial, en su belleza y también en sus problemas: desde el amor a primera vista al enamoramiento, pasando por el matrimonio y las peleas. Convertiendose en una natural declaración de intenciones y de reflexiones sobre las constantes humanas en la vida de pareja. Y es también una invitación a dar dos pasos hacia atrás, a focalizar de lejos las discordias, a profanarlas e ironizarlas, como la película inteligentemente nos muestra. La historia que se consume entre Jesse y Celine no tiene iguales, porque sólo el cine podía agregar algo (ese "algo") a la normalidad de un amor tan deliciosamente defectuoso. "Before Midnight" cierra, por el momento, de manera extraordinaria un recorrido cinematográfico, sentimental, humano, intelectual y teórico emprendido sin grandes pretensiones en Viena, a mediados de los años 90, y culminando en un día normalísimo de vacaciones en el Peloponneso. El final de la película, ligeramente diferente respecto a los anteriores y en general menos íntimista, se demuestra finalmente abierto al futuro, animandonos por lo tanto, a través del enésimo final abierto, a esperar con serenidad - ¿por qué no? - de ver realizado de aquí a nueve años más un cuarto capítulo.

Valoración : 9 / 10

 

En dos palabras : Primero fue el amanecer, despuès el atardecer. Era hora de la medianoche y he aquí la espléndida "Before Midnight". Un día para contar una vida, sin la presunción de consumirla, contenerla o desvalorizarla porque en ella encontramos siempre algo más de lo que podemos encontrar en cualquier otra una película. Una obra que, en efecto, una vez más no termina, pero al igual que una trama circular no tiene ni principio ni fin, simplemente nos muestra un nuevo capítulo de una excepcional comedia humana de pareja. Absolutamente recomendable.

noviembre 14, 2013

Película del día...

La Vie d'Adèle: Chapitre 1 et 2 (Blue Is The Warmest Colour) - Abdellatif Kechiche , 2013

Existen películas de las que no es posible volver hacia atrás, películas que anulan por completo las viejas reglas de juego con el fin de establecer otras nuevas. "La Vie d'Adèle : Chapitres 1 et 2" es una de ellas. Abdellatif Kechiche ha realizado una de esas empresas que sólo los locos pueden concebir y los Kamikaze llevar a cabo. ¿Estamos hablando de una historia de formación?, ¿de una educación sentimental?, ¿de una historia de amor? O ¿no son estas tal vez las fórmulas cómodas, aproximaciones de un discurso en torno al cual en la gran pantalla"cobran vida"?. Quién conoce el cine de Kechiche sabe que la distancia que el director pone entre él y sus personajes, entre estos últimos y los espectadores, es mínima. Gracias a una magistral y sofocante utilización de la cámara al hombro y a profundidades de campo largas, de parecer realmente estar en medio de ellos. Estamos ahí, en la escuela, en la mesa del comedor, en el dormitorio, incluso donde no deberíamos (Kechiche se había ya ocupado de la cuestión vouyerística de su cine en su película anterior, "Vénus Noire"). Este específico modus operandi no debe confundirse trivialmente con cinéma vérité. Kechiche obliga, como mucho, al dispositivo fílmico a una realidad inmanente, regenerada continuamente por un work in progress creativo. Las cosas parecen ocurrir no sobre la base de un plan preestablecido, sino sobre una evolución natural. La situaciones cambian hic et nunc, frente a nosotros. Sus películas requieren, por consiguiente, pocos cortes de edición y una duración considerable : por que las cosas suceden espontáneamente, queda prohibido cualquier manipulación sobre el tiempo. Se necesita, al contrario, hacer sentir el trabajo del tiempo sobre la historia y sobre los personajes. Un proceso que en "La Vie d'Adèle : Chapitres 1 et 2" se radicaliza, marcando un límite difícilmente superable.

¿Por qué  los "capítulos 1 y 2" como subtítulo? Porque la obra cuenta a todos los efectos dos etapas cruciales en la vida de la protagonista, Adèle. El comienzo, maravilloso, recuerda muy de cerca el de "L'Esquive". Otra vez, como entonces, Nos encontramos entre los chicos y chicas de una escuela, aquí también se estudia Marivaux (en la película de 2003 era puesto en escena, ahora se lee en clase "La Vie de Marianne", claro homenaje del cual coge el título la película). De igual forma se habla de "La Princesse de Clèves" de Marie-Madeleine de La Fayette, de modo que Kechiche con sus citas literarias establece las coordenadas de su discurso cinematográfico, de la narración que vendrá, e incluso de su ambición. Que consiste en ponerse a prueba con un marivaudage actualizado y contemporáneo (como de hecho lo hacía admirablemente Rohmer), moviendose y serpenteandose entre las inconstancias, las desviaciones, las maravillas e incluso las infelicidades del amor. Porque el amor puede hacer daño, como Clèves enseña . Adèle, aún no cumple los dieciocho años, es de familia por así decirlo proletaria pequeño-burguesa, tiene una relación con el chico más guapo del instituto. Un día ve pasar a una chica de cabello azul, y de repente todo cambia. Se ha enamorado de aquella imagen, la noche se masturbará pensando en ella, decidirá de romper con su novio porque no quiere engañarle, porque no puede amarle más. Sin embargo aún no se sabe quién es esa chica que la ha literalmente trastornado. La reencontrará una noche en un bar gay : se llama Emma, estudia arte, está decidida a ser pintora, viene de una familia culta y burguesa. Se encuentran, se conocen. Cuando terminarán en la cama será algo telúrico, para las dos, y desde ese momento se convertirá en esa cosa llamada amour fou.

De la segunda fase no vale la pena revelar nada, porque sería como truncar cada sorpresa. Lo importante, sin embargo, se encuentra en los detalles : que en "La Vie d' Adèle" son inestimables. El cine de Kechiche vive de largas secuencias en donde son fundamentales una mirada, una frase o incluso una mueca deliberadamente no programada. Son esos momentos repentinos que te hacen entender que estás viendo en la gran pantalla la vida : sólo razonas al final de la proyección, ya que durante la película estás completamente enganchado. Mientras ves "La Vie d' Adèle" ni siquiera te das cuenta que Kechiche está también delineando un discurso "ya visto" sobre el descubrimiento de la  propia identidad sexual, no obstante haga vivir a la protagonista  todas las etapas canónicas de este recorrido (desde el primer bar gay al gay pride). Kechiche va más allá del discurso del abc del coming of age queer y trabaja con recortes, con etapas esenciales que en la película, sin embargo, no son mostradas, y que el espectador consigue llenar con su propia imaginación. Kechiche cree extremamente en su público, y hace bien . En éste último esfuerzo se encuentra todo el cine del realizador franco-tunecino : desde los problemas juveniles de la ya mencionada "L'Esquive" a las grandes cenas de "La Graine et Le Mulet", pasando por la atención al cuerpo femenino de "Vénus Noire".

Existe y existirá algún tipo de controversia por los desnudos y los orgasmos de las protagonistas, pero es simplemente estéril, innecesaria y pretenciosa. Especialmente por las explícitas y carnales escenas de sexo entre las dos protagonistas, sobre todo la primera : diez minutos de todo tipo de contacto, roce, variación y relación entre dos mujeres y sus cuerpos, diez minutos desenfrenados y de una belleza arrolladora. ¿Era necesario ir tan lejos y tan profundamente? ¿No se podía evitar una escena así, como algunos críticos han escrito? No, no se podía evitar, era necesaria e indispensable. Sin esa escena, "La Vie d'Adèle" no sería la película que es, exactamente como "Last Tango in Paris" no lo sería sin la famosa escena de la mantequilla. Punto. Es ésto el núcleo radiactivo de la película de Kechiche, lo que confiere identidad, sentido a todo lo demás, lo que explica cuanto ha sucedido antes y todo lo que sucederá después. Porque hace entender lo que es "l'amour fou", la atracción sexual, la pasión, el delirio de la mente y de la carne, el vértigo de los cuerpos que se tocan, se compenetran, se confunden. Kechiche posee el raro don de capturar la vida, la respiración, el ritmo interno, la esencia casi biológica, corporal, física, más que psicológica. Son muchos a utilizar obsesivamente la cámara al hombro, pero como lo hace él  lo consiguen unos cuantos, por no decir pocos, él a sus personajes no tan sólo los sigue con la cámara, sino también los toca, los envuelve, los penetra. La carnalidad, antes que en la cama destendida de Emma y Adèle, se encuentra en la relación que se establece entre la cámara de Kechiche y los cuerpos que retrata. El director regala una lección de cine. Sin necesidad de dejar la cámara fija, construye la película basandose abundantemente en los primeros, primerísimos planos. De observar como construye y desvela el ambiente : a menudo nos hace ver un primer plano total de la escena después de varios minutos y distintos enfoques de los rostros, desorientandonos. Si ésta no es una dirección magistral...

"La Vie d' Adèle - Chapitre 1 y 2" (basada en la novela gráfica "Le Bleu Est Une Couleur Chaude", de la que, sin embargo, se aleja claramente casi de inmediato, hasta el punto de cambiar el nombre de la protagonista de Clémentine a Adèle) arranca el alma incluso al más resistente de los espectadores, aunque si dura tres horas, nunca aburre, no te hace bostezar mirando el reloj, mientras hay películas de una hora y media que parencen largas el doble y que pesan como piedras . El método del director es claro, construir situaciones ambientales bastante estructuradas, escribiendo diálogos sensacionales por naturalidad y credibilidad, y filmando a los actores y todo aquello que sucede en tiempo real. Y funciona, desde luego que funciona. En "La vie d' Adèle" los fragmentos memorables son tantos. Las lecciones del maestro, los diálogos entre Adèle y sus amigas-enemigas de su clase, las dos cenas, le vernissage, la charlas bon chic, bon genre de los amigos de Emma, las lecciones de Adèle a los niños, la bellísima escena del mar... Nunca se terminaría de enumerar los trozos de vida que Kechiche consigue capturar y restituirnos, o construir despachándolos virtuosísticamente por reales.

La parte final es, simplemente, desgarradora, algo que coloca a "La vie d' Adèle" al nivel de las grandes historias de amor cinematográficas. La mirada del director hurga en los detalles, engrandece cosas que normalmente no se ven, consiguiendo ser también afilada y quirúrgica como un láser. Esto no es sólo la historia de un amor, es también el análisis despiadado de como las diferencias de las clases sociales cuenten en el amor e influencien en su solidez, su forma y su duración. Por fortuna, a pesar de relatar una historia lésbica, ésta no es una película gay militante. Adèle y Emma participan al gay pride, pero ningún proclama es lanzado por Kéciche, al menos explícitamente, ningún mensaje. La homosexualidad es presentada como un dato existencial como cualquier otro, eso es todo. La parábola de Adèle no sigue ningún modelo a priori. No es psicología ni sociología ni moral. Es en cambio un movimiento impredecible, orquestado por variables ocasionales, el fluido combinarse entre un impuslo individual  y un estado de cosas. Libertad y materia. Cuerpos, tiempo y espacio.

No puedo terminar sin hablar de ellas : las dos maravillosas protagonistas, heroicas y extraordinarias, que se precipitan en el proyecto sin la menor vacilación. Léa Seydoux, es una confirmación, pone en juego todo, incluyendo su imagen y su estatus de nueva estrella del cine francés, y sale victoriosa, mientras que Adèle Exarchopoulos es una verdadera revelación. Si la primera se presenta al principio como una mujer ya formada y segura de sí misma, dejando entrever sólo después los matices dulces de su carácter, la segunda tiene la difícil tarea de dar vida a un personaje que de adolescente realiza todo un recorrido completo entrando oficialmente en la edad adulta. Kechiche está sobre ella con una ferocidad y un deseo impresionante. No hay ninguna parte anatómica, detalle epidérmico o fluido corporal que consiga escapar de la mirada de la cámara. Estamos tan cerca de Adèle ( la real y la ficticia, siempre y cuando logremos distinguirla) que podemos sentirla transpirar, mojarnos con sus lágrimas, percibir su olor. Tan cerca de ella de tocarle el alma.
Es ésta inextricable maraña perceptiva e interior, a hacer de "La Vie d'Adèle : Chapitres 1 et 2" una experiencia demoledora. La suya no es una performance, sino un don impagable a su director. Que corresponde realizando uno de las más sorprendentes actos de amor que se hayan visto en el cine. Difícil desprenderse de ella. A pesar de las tres horas juntos, desearíamos tenerla todavía con nosotros. Kechiche la deja ir por su camino, fuera del retrato y del cine. Después de los capítulos 1 y 2 se encuentra sólo la vida, la verdadera.

Valoración : 10 / 10


En dos palabras : Abdellatif Kechiche consigue representar, espléndidamente, las luces y las sombras de un amor sáfico que incluso en su ardor y en su manifestarce explícitamente mantiene en primer plano la pureza y la poesía del aquel extraordinario vínculo. La mirada del realizador encuentra y se funde perfectamente con la intensidad y la veracidad de dos protagonistas simplemente inmejorables en cada escena y con una armonía mágica entre ellas. Pero las palabras (en estos raros casos) son incapaces de expresar plenamente  la autenticidad y la fuerza constante de una obra que, sin lugar a dudas, escribe una página importante en la historia del cine. Un desconcertante acto de amor : radical y sin precedentes. Una obra maestra.

noviembre 07, 2013

Película del día

Gravity - Alfonso Cuarón , 2013

La vida en el espacio es imposible! Del mismo modo habría sido casi imposible pensar en realizar una película como "Gravity" tan sólo diez años atrás. Visto y considerado la extensa elaboración del último esfuerzo firmado Alfonso Cuarón. A fin de cuentas, sin embargo, no es en estas dos imposibilidades que "Gravity" se centra : nos orbita alrededor, como los detritos que desencadenan los espectaculares acontecimientos que nos arrastran consigo mismo a lo largo de una hora y media que te corta la respiración. Noventa minutos transcurridos en apnea, con una bombona de oxígeno en la mano, mientras venimos arrollados por una experiencia agotadora, extenuante por la mezcla de sensaciones maravillosamente poco convergentes. Por que en "Gravity" sonreímos, nos inquietamos y sufrímos : de náuseas, de claustrofobia, de vértigo. Una película que devuelve prepotentemente sentido no sólo a la sala, sino casi de consecuencia también al 3D - y este último, en retrospectiva, es la verdadera noticia. Simplemente inconcebible pensar a las sugerentes imágenes sin el uso de una técnica que definirla superfina sería realmente un eufemismo. Técnica que carga fuertemente todo aquello que se desplaza por la pantalla, dando a "Gravity" un vigor visual y narrativo que nunca se había visto hasta ahora.

Cuando la doctora Ryan Stone gira sobre sí misma perdida en el espacio, después que una lluvia de detritos, formada por trozos de satélites y estaciones espaciales, cayera sobre el Shuttle y el telescopio Hubble eliminando gran parte de la tripulación, Cuarón mueve la cámara hasta llegar al primer plano del personaje presa del pánico. Poco a poco se pasa a la visera del casco y la mirada gira hasta convertirse en una subjetiva (una de las dos utilizadas en toda la película). El espectador, en ese preciso momento, está dentro del traje espacial y ve los colores y las luces del planeta Tierra y la oscuridad del espacio como en una centrífuga, en un movimiento circular sin control, debido a que la visión está fuera de control en la inmensidad de la nada. Para poder ver debes tener puntos de referencia - así como en la vida así también en el Cine - y Ryan Stone los ha perdido todos. Metáfora de la dificultad del ser humano de tratar de tener certezas emocionales. Y, por otra parte, el enjambre de detritos golpea cada noventa minutos con la intención de perturbarte emocionalmente y físicamente. Cada noventa minutos, la duración de una película, como si quisiera decirnos que el cine incide profundamente en la mente del espectador. La metáfora metacinematográfica es la más intensa de "Gravity", como si Cuarón nos dijiera que el acto de ver es la necesidad primordial de ser, de existir.

Alfonso Cuarón forma parte de la ya establecida "Escuela Mexicana" del cine contemporáneo (junto a Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu). Misma fuente, gustos cinematográficos parecidos, el cuidado de la puesta en escena, una gran capacidad de utilizar las herramientas cinematográficas, recorridos productivos paralelos (entre México y Estados Unidos, los tres directores han realizado pequeñas películas y grandes producciones con las majors y estrellas hollywoodianas), Cuarón hace cine espectacular, pero manteniendose anclado a temas personales recurrentes : la soledad, la visión de la muerte, el renacimiento, de la misma forma como los había ya afrontado en su anterior obra, la bellísima "Children of Men", en un futuro distópico, una sociedad moribunda donde no nacen más niños."Gravity" es una obra impregnada de narración hasta la médula, y que en ningún caso va en contra de una ambición y propensión innata, es decir, relatar una historia. Historia que, en superficie, es sobre todo la de tres astronautas que son víctimas de un rocambolesco accidente. Después de un interminable, bellísimo plano secuencia, en efecto, la extensiva pero espectacular atmósfera es improvisamente volcada por una desgracia de proporciones epocales. Tras el desafortunado incidente, dos de los tres astronautas permanecen aislados mientras flotan en el vacío, sin ninguna comunicación, sin ninguna forma de alcanzar la única meta que se impone desde el primer momento :  la Tierra.

A un cierto punto, sin embargo, después de  haber diseminado pequeños fragmentos dispersos en la primera parte, la película cambia gradualmente de registro. Hasta la cúspide de este proceso, cuando el contexto requiere un pequeño esfuerzo al espectador para entrar en la nueva piel de la historia. En una agraciada sucesión de cambios de perspectiva , "Gravity" se produce en una de sus virtudes más luminosas, aquella que nos transporta literalmente de la tercera a la primera persona con una elegancia única, pero sobre todo funcional. Nada parece dejado al azar en la exhibición de la capacidad técnica de esta obra, cada movimiento de cámara, cada salto, cada elemento que se mueve por la pantalla aparece en su lugar. Al igual que sustanciales son algunos destellos en el fondo, enfocados o no : un trabajo meritorio, concebido y realizado con una habilidad envidiable. ¿y , qué decir del sonido? Aquí se encuentra la primera, matizada metáfora de "Gravity", que tiende a embellecer de manera llamativa incluso el más aparentemente insignificante de los sonidos, de los efectos . ¿Cómo? Simplemente usando de forma decorosa el silencio, componente de extrema importancia en "Gravity". Y aquí se abre un abismo especulativo, sobre el cual no puedo más que detenerme, a duras penas.

Por que reduciendo la descripción de "Gravity" al mínimo, diría que la película de Cuarón ilustra la historia de un parto, cuya gestación dura 91 minutos en lugar de los canónicos nueve meses de embarazo. A sugerirnoslo, de forma poco equivocable, algunas referencias conceptuales evidentes en las imágenes: la posición fetal dentro del habitáculo, los numerosos "cordónes umbilicales", la espectacular caída de los detritos que, en contacto con la atmósfera terrestre, recuerdan la loca carrera de los espermatozoides en proximidad a la fecundación. La caída a la Tierra de la cápsula espacial es una semilla que hace florecer la vida, el agua del lago (mar?) es la cuna de la vida. El personaje se deshace de la escafandra, de la piel artificial muerta, para poder resurgir y se arrastra jadeante sobre la playa arcillosa, para después  ponerse de pie fatigosamente y caminar. La evolución de la vida: el carbono que llega del espacio, la vida que crece en el agua, pez, anfibio, reptil, simio, homo sapiens. En fin, resulta fácil deducirlo atravez de lo que acabo de expresar, esta es la historia de un renacimiento. Por que es esto que necesita uno de los dos protagonistas, es decir renacer a nueva vida después de que un ser querido se haya llevado consigo la propia. Pérdida como verdadero motor, como sólo se puede reconstruir más tarde, cuando el aún determinante episodio de la fatídica colisión inicial es redimensionado por una puesta en escena que asume un significado mucho más alto y complejo.

No me queda mas que mencionar el óptimo trabajo realizado por George Clooney y Sandra Bullock : centrado el primero, brillante la segunda, sin exploit de ningún tipo. Ellos también contribuyen al éxito encomiable de una película que no da un instante de tregua al espectador, apremiándolo en todo lo posible, de principio a fin. "Gravity" se dilata a lo largo de todo su metraje, no desperdicia nada, exprimiendo al máximo todo lo que hay que exprimir. No se trata de redefinir un género, un sector o incluso un medio. El punto es que "Gravity", en última instancia, consigue  hacer vivir/sentir al espectador aquello que muestra en imágenes, como nadie lo había hecho hasta ahora - y ciertamente no por falta de medios. Y con elementos que, en términos de mera narración, se limítan a poco menos de dos ambientes y sólo dos personajes: lo suficiente para construir una historia y adaptarla de manera formidable. Sólo entonces, cuando nos encontramos totalmente a merced de ciertas imágenes, tiene sentido preguntarse qué es esta gravedad, que, según la propia definición, no es más que una fuerza que atrae. A este punto no queda más que dar el siguiente paso, hacernos una ulterior pregunta: ¿hacia dónde nos atrae tal fuerza?.

Valoración : 9 / 10


En dos palabras : "Gravity" traza inequívocamente una nueva ruta para el cine; camino claramente recorrido por grandes precursores e ilustres cineastas que a la llegada de nuevas, a veces impresionantes tecnologías han sido capaces de ver mucho más que la fuerza bruta, generalmente fin en sí misma. "Gravity" es esencialmente una forma innovadora no tanto de hacer cine como de contar una historia. Meta eminente que, en consecuencia, pone todo como cine de altísimo nivel. Con su último trabajo, Alfonso Cuarón da en el blanco, realiza una película que te dan ganas de volver a visionar y que investiga, con un gran sentido de la espectacularidad, las oscuras profundidades del alma humana.

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